Walter Burzaco, presidente de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC)
“La ley impide que las empresas de servicios públicos den radiodifusión y la ley de protección de bienes culturales impide a las compañías extranjeras adquirir empresas de radiodifusión. Queremos que se cumplan las leyes. El ingreso de las telefónicas es la muerte de 600 PyMEs”, afirmó Walter Burzaco, titular de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC), durante el II Encuentro Internacional de Banda Ancha y Cable Módem, Redes Alternativas para la Sociedad del Conocimiento, que se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata.Burzaco también criticó a Telefónica de España por su negociación para convertirse en controlante de Telecom Italia, que a su vez tiene presencia en Telecom Argentina. “Mediante una operación en Europa ambas empresas estarían en manos de un sólo grupo que sería propietario de casi el 90% de la telefonía urbana local, la red pública, el ancho de banda, la interconexión, y del 75% de los celulares. Ahora las telefónicas vienen por la radiodifusión aún a costa de la ley”, manifestó a medios locales.Burzaco puntualizó que la televisión por cable llega hoy a más cantidad de hogares que la telefonía fija en 20 provincias. “Nos desarrollamos en las localidades para quedarnos allí. Jamás levantamos vuelo, nos quedamos e invertimos en la satisfacción de nuestros abonados y en colaborar con la educación y el acceso al conocimiento por medio de la banda ancha”.Informó que el cable tiene hoy 5,3 millones de abonados, presencia en unas 1.200 localidades, y da trabajo a más de 24 mil familias. “Generamos una distribución del ingreso mucho más extendida que la generada por las inversiones concentradas de las telcos. Es preciso contemplar que una sola factura tres veces más que todos los operadores del cable”.Respecto de la intención de las telcos de dar TV en el corto plazo, recordó que “hay trabas legales que impiden a las empresas dar radiodifusión por su objeto social. Estas trabas son conocidas, pero se ensayan argumentos serpenteantes para forzar la supuesta panacea del triple play“.”La convergencia tecnológica debería ser una garantía para el desarrollo y expansión de la cultura de nuestros países, y no el acta de defunción de nuestra expresión latinoamericana. Hábilmente se auspicia la convergencia en favor del poderoso, del extraño a la región, de la inversión condensada en capitales de culturas que no respetan la nuestra, bajo la falacia del bienestar general”, resumió.