Jean-Marie Messier ha perdido apoyos y sumado enemigos en los últimos días. A la sopresiva salida de su aliado Bernard Arnault, máximo responsable de la compañía LVMH, ahora hay que agregarle otra mala noticia para el presidente de Vivendi: la familia Bronfman, principal accionista del conglomerado, estaría decidida a forzar su renuncia en las próximas horas.Los Bronfman y sus representantes, controladores de 4 de los 15 puestos del consejo de Vivendi, esperaban el despido del principal directivo en la reunión realizada el martes pasado. Sin embargo, y pese a la dimisión de Arnault, varios de los consejeros salieron a aprobar y dar un voto de confianza al devaluado jefe. El gesto ha movido a la familia Bronfman a pedir directamente la salida de Messier, según los trascendidos revelados este fin de semana por medios europeos.Mientras los cambios en la cúpula siguen ocupando muchas energías al grupo, hay otro aspecto que no se ha descuidado: la búsqueda de dinero contante y sonante. Este viernes quedó sellada una nueva venta de las joyas de Vivendi. Un grupo de inversores institucionales adquirió el 6,16% de la constructora Vinci por cerca de 353 millones de euros. Las acciones de Vivendi Universal subieron por ese motivo un 10,45% en la Bolsa de París.