
La miniserie policial Sin código es protagonizada por Adrián Suar
(Cynthia Plohn). Luego de tres años sin stand propio, Artear estuvo presente en la última edición de Natpe. El evento les permitió recuperar los contactos que se vieron distanciados en los últimos tres años, no sólo debido a la inasistencia de la compañía a los eventos, sino también a la gran crisis económica sufrida por Latinoamérica.Silvia Bottero, ejecutiva del departamento de Mercadeo Internacional, explicó a produ.com que se reunieron con compradores de toda la región y con países de Europa del Este como Rusia, Eslovenia y Turquía, y en algunos casos hasta de empresas que no habían visto en Mipcom.”En comparación con la última vez que Artear asistió a un Natpe como exhibidor hemos notado que la asistencia ha sido en general menor. Pero si comparamos el mercado con el de 2004, en esta oportunidad ha habido mayor asistencia y esto demuestra que toda Latinoamérica sigue intentando salir de esta etapa de crisis que le ha tocado transitar. A pesar de que los presupuestos siguen siendo aún muy bajos, es claro que los programadores tienen la intención de actualizarse y de conseguir la mejor programación del mercado para ello”, opinó Bottero.Con respecto a los productos que presentaron, según la ejecutiva, han tenido una muy buena recepción, especialmente Sin código, una miniserie policial protagonizada por Adrián Suar (también gerente de Programación de Canal 13 y titular de la productora Pol-Ka) y Nicolás Cabré, y Misterios y milagros, un programa periodístico sobre casos de vida y muerte, conducido por Víctor Sueyro, a los que se suma los Secretos de papá y Locas de amor, ambos también de Pol-Ka, que ya habían sido presentados por Premium Media en LA Screenings.Al igual que lo manifestado por otros exhibidores latinoamericanos, Bottero consideró que la distancia física entre el Convention Center del Mandalay Bay y las suites (ubicadas en otra área del hotel) fue un obstáculo importante que tuvieron que superar los compradores. “No obstante no tuvimos ausencias y todos nuestros clientes concurrieron a sus citas”, aclaró. “A nuestro entender el Mandalay Bay dejó en evidencia que no estaba preparado para este tipo de eventos y esto dificultó mucho las tareas, especialmente las operativas: desde recepcionar las cajas con materiales hasta obtener algo tan sencillo como una bebida para servir a los clientes. Además, las suites resultaron ser más pequeñas de lo que esperábamos pero igual nos pudimos adaptar a las circunstancias y aprovechar bien el espacio y la distribución de las mismas”, concluyó.