Venezuela está más cerca que nunca de lograr una nominación en los Oscar con la película Once upon a time in Venezuela, Congo Mirador, de Anabel Rodríguez. Y la posibilidad ocurre con un documental —un género que no suele postularse en las categorías de película extranjera— y en medio de los obstáculos que ha traído la pandemia para el estreno de producciones, que incluso ha obligado a rodar la ceremonia de febrero a abril, así como los lapsos de admisión de las cintas.
La película independiente que inició en 2013 con apoyo del Tribeca Film Institute, se convirtió a lo largo de siete años de realización en una coproducción con socios no solo en EE UU, sino también en Brasil, Austria y Reino Unido. Tras dos años en edición y su estreno, los productores iniciaron otro periplo para lograr un cupo en las nominaciones a Mejor Película Internacional y Mejor Largometraje Documental, que se ha valido de campañas de recaudación de fondos que han apelado a los amantes del cine documental y a la enorme diáspora de venezolanos.
“Ha sido cuesta arriba mostrar lo que hicimos. En otros años sin pandemia se hacían con screening presenciales, con miembros de la Academia en Los Angeles o Nueva York” comenta Claudia Lepage, productora ejecutiva del documental, que es una metáfora de la deriva de la Venezuela petrolera y democrática, a partir de la desaparición de un pueblo de palafitos en el sur del lago de Maracaibo. Buscan llegar a este escenario para dar resonancia a la devastación que vive el país.
La cinta fue seleccionada en el Festival de Sundance, donde tuvo su estreno hace un año. Luego vino la pandemia y tuvieron que apelar a las proyecciones virtuales en las que es difícil saber quiénes, con voto en la Academia, se conectan. La carrera al Oscar requiere de un respaldo financiero para el envío de emails a los miembros votantes para invitar a ver la película, que deben pagarse, y un buen músculo de relaciones públicas y marketing, en el que compiten con decenas de producciones, algunas hechas por grandes players como HBO y Netflix.
“Hemos tenido buena crítica y tenemos esperanza de quedar, porque la película llama la atención, se ha creado un movimiento en torno a la película con los venezolanos en la diáspora” comenta Lepage. La campaña de crowdfunding cerrará este viernes con más de 80% de la meta de 30.000 euros alcanzada.
Esta semana están ocurriendo las votaciones y el 9 de febrero se sabrá si quedó en la lista corta en ambas categorías. La película puede verse en EE UU en la plataforma Topic Studio y hay acuerdos de distribución en salas en México, Colombia y España. Está disponible en un screening secreto que permite donar a la campaña para llegar al Oscar y en las plataformas de VOD Cinemestizo.com, Gran Cine y Ticketmundo Play desde Venezuela, donde también tuvo estreno en salas la semana pasada, cuando abrieron los complejos luego de ocho meses.