La televisión es el único medio que mientras más realidades aborda, más carencias tiene con la oportunidad de corregir diariamente el trabajo para acercarnos a las necesidades del público que siempre vive una realidad más cercana que la realidad televisiva. Es un país la televisión, una ciudad, un barrio, una casa, un departamento. Es una persona y varias a la vez, una sociedad, una comunidad, un grupo y todos. Es una escuela, una obsesión, un vicio, un hábito, una fracción de una vida, la vida de todas las culturas.La televisión existe en todos los idiomas, se comprende sin que hable, reúne a su alrededor y grita para que otros callen, calla cuando otros gritan, pero no se esconde porque permanece, continúa, no termina, regresa, se pierde y vuelve. Sorprende. Simula saberlo todo. Tiene la televisión pocas puertas de entrada, muchas ventanas. Es de difícil acceso y fáciles apariencias. La televisión es censurada, permitida, tolerada, criticada, maldecida, reprimida, clausurada, pero jamás olvidada o ignorada.La televisión es un acontecimiento todos los días: siempre está lista para mostrarnos algo distinto y a la vez parecido a otro algo que creemos haber visto antes.Es un descubrimiento, un invento, una justificación, un instrumento, un medio de comunicación, una caja de madera, ahora también un marco de metal o de plástico, profundas unas, planas otras, de tubo de pantalla y vulvos, de plasma, de cristal líquido, de proyección. La televisión emociona, llora, canta, provoca, inunda, abarca, olvida, retoma, ríe, enmudece. Es obvia, forma y deforma, sugiere (muy poco), lamenta y se contradice varias veces al día. Con la televisión se acompaña, se avisa, se dice, se calla, se sueña, se enoja, se pervierte, se educa, se desconoce. Y la televisión es inmadura, fecunda, irónica, agonizante, estresante, aburrida, inmediata, cooperativa, insistente, reiterativa, es modelo, y es casi todo menos solemne. Por lo general entretenida. Sus seguidores se llaman televidentes. Sus detractores también. Su control remoto no la controla y su antena y su cable son sus fuentes de inspiración.¿Qué le cabe a la televisión? Absolutamente todo. En ella conviven asesinos y sacerdotes, mujeres bellas y niños desnutridos, corruptos y políticos, jueces y farsantes, obreros y poderosos, pedófilos y niños, simpáticos y pedantes, enamorados y travestis, fantasías y realidades, mentiras. También verdades. La televisión es como somos: una diversidad de individualidades que no siempre aceptamos, que a veces toleramos, pero que quisiéramos torcer para que fuera más parecida a nosotros. La rebeldía de la televisión la salva de nuestras intenciones y eso la hace entonces más atractiva todos los días. Leer otros {Blogs del autor;http://www.produ.com/blog/index.html} – {http://portv.blogspot.com/} Por Alexis Núñez OlivaProductor ejecutivo de Televisión