Una de las más agradables sensaciones de escribir para este blog es leer opiniones como la de {Nesa Co;https://www.blogger.com/comment.g?blogID=1995982861101062957&postID=7741429888721092219} (Vanesa) porque nos permiten pensar antes de seguir. Reafirman el valor de la televisión: es un medio que despierta pasiones y análisis como ningún otro medio.Recibo decenas de correos electrónicos de personas que niegan ser televidentes y de otros que reconocen serlo.En todos los mensajes encuentro coincidencias con mi manera de ver la televisión y criterios que no comparto, pero que me permiten profundizar en la responsabilidad que tenemos quienes trabajamos para esa pantalla que acompaña en casi todos los hogares del mundo.Vanesa me expresa {aquí;https://www.blogger.com/comment.g?blogID=1995982861101062957&postID=7741429888721092219} su desacuerdo con mi defensa de la televisión en momentos como los de la influenza humana, a partir de este {artículo;http://portv.blogspot.com/2009/05/el-otro-virus-de-la-influenza-los.html} donde aplaudo que los llamados salvadores de la humanidad queden fuera de exponer sus ideas más allá de la Internet.La televisión comercial tiene ese sentido de negocio, como lo tiene un periódico o una revista o cualquier programa de radio. Cumple -no necesariamente obedece- con ciertos intereses comerciales, pero de ninguna forma se somete a ellos. Si lo hace, está condenada al fracaso. Te lo puedo asegurar, Vanesa, después de estar más de veinte años en la producción de programas.A la televisión le exigimos más allá de la lógica. Defiendo la idea de esa exigencia porque su impacto en las decisiones es tan intenso que merece todas las exigencias.Sin embargo, la televisión no es un programa, ni un minuto, ni un día, ni una compañía ni un dueño.La televisión tiene la virtud de ser tan diversa como tantos canales y programas tiene, y a la vez todos ellos son un reflejo de nosotros: superficiales, cursis, amarillistas, profundos, investigativos, simpáticos, egoístas, ilógicos, científicos, tristes, relajantes, anecdóticos, aburridos, pesimistas, entretenidos, parciales, equilibrados…Cuando acusamos a la televisión con la vehemencia que lo hace {Vanesa;https://www.blogger.com/comment.g?blogID=1995982861101062957&postID=7741429888721092219}, dejamos fuera los mejores conceptos de la televisión comercial como podría ser Discovery Channel o algún canal o programa que seguramente a Vanesa le gusta y valora positivamente.Pero la mayor contribución de la televisión -digamos que su momento de saldar esas deudas que insisten tiene la televisión con la sociedad- es evidente cuando llegan las catástrofes y suma personas para que se solidaricen, o cuando podemos conocer una epidemia como la influenza humana con más prontitud por ese bombardeo televisivo sobre consecuencias y prevenciones.Más allá de esos pequeños ejemplos, prefiero decirte Vanesa: tienes razón. No puede corregir la televisión el daño que hace cada vez que lo hace, pero su imperfección no es permanente y hay muchos ejemplos por los que vale la pena la televisión comercial, entra ellos, el simple entretenimiento, razón principal desde su creación.Casi nadie le exige al cine que sea educativo o que cumpla una función social, y menos a la Internet, porque la web creció bajo la sombra de un medio sin censura y con eso basta para que podamos usarlo para investigar o para ver pornografía, sin tantas protestas, asumiendo con tranquilidad que conviva entre nosotros.A la televisión sí se le pide todo lo que a los demás no, más su carga individual porque finalmente habita en nuestra casa como cualquier familiar o amistad cercana. Incluso es más cercana que la familia: quienes prefieren la soledad conservan en el silencio de su cuarto alguna tele que los acompañe.Recientemente en una entrevista que me hicieron para el blog {El Cinescopio;http://elcinescopio.blogspot.com/2009/04/el-blogger-de-la-television-en-espanol.html} me preguntaban qué podría responder a los que piensan que la televisión debería tener un sentido más educativo.En resumen explicaba que lo peor que nos puede haber pasado es que casi todos aquellos que se oponen críticamente a la televisión comercial son prácticos desconocedores de la programación de televisiones públicas, a pesar de que en la mayoría de los países existen.Hay un secreto para contribuir fácilmente a expandir ese tipo de producciones que con toda razón pide Vanesa: viéndolas. Si más personas las conocieran y las divulgaran, no dejarían de existir. Pero no ocurre así… aunque quizá tú, Vanesa, sí seas una televidente de programas educativos.Vanesa: la televisión se parece a ese familiar con el que siempre discutimos porque a veces es necio y a veces peor. Pero al que no podemos dejar de sonreirle cuando el día de nuestro cumpleaños es el primero en llamar para darnos los buenos días con un sencillo felicidades.Gracias por tu mensaje. Sin tu pasión y la de millones de televidentes no existiría la televisión, esa que tenemos y que nos tiene. Esa que siempre está en deuda con nosotros como nosotros le debemos a la sociedad no ser mejores seres humanos. Leer otros {Blogs del autor;http://www.produ.com/blog/index.html} – {http://portv.blogspot.com/}Por Alexis Núñez OlivaProductor ejecutivo de Televisión