Si
el trabajo de todos los días construye algo más que rutina y aparte
deja utilidades, lo estamos haciendo bien. Si la relación con
nuestros colaboradores trasciende lo técnico hasta arañar la
creación de cosas nuevas, lo seguimos haciendo muy bien. Pero cuando
algo trastoca seriamente el orden establecido de nuestra sociedad
entera y decidimos estar con los nuestros hasta el último minuto de
vida, entonces estamos legando un ejemplo invaluable en cultura
empresarial y humana para las generaciones por venir.
No
se piensa en estas cosas cuando la realidad está quieta e
inalterable y por la facilidad de nuestro negocio en abrazar lo
frívolo; así son los medios de comunicación, ni hablar.
En
los últimos ocho meses he sabido de varias iniciativas empresariales
que han reinventado la solidaridad para enfrentar el problema de
salud más grave en cien años. Desde la construcción de
instalaciones espectaculares para atender con personal profesional al
temible SARS CoV-2, pasando por ingeniosos sistemas de reparto de
alimentos a las personas de la tercera edad que viven solas, hasta el
entretenimiento y difusión de la cultura en línea para sobrellevar
esta penosa época que nos toca atestiguar y que debemos documentar.
En
Caaliope decidimos no parar de trabajar, más del 50% del personal se
fue con equipo a casa; lo que necesariamente debía hacerse en el
estudio por cumplimiento a nuestras certificaciones obligó a
reacondicionar las instalaciones, las maneras y formas de trabajo, destinando un presupuesto importante en medidas sanitarias e incluso en
la contratación de autos privados para evitar el uso de transporte
público.
Desde
el inicio de esta crisis, muchos pensamos que ponernos en manos de
políticos no era el camino, debíamos actuar antes y con más
responsabilidad (en mi país suman cerca de 80 mil fallecimientos
durante esta pandemia, sin contar los subregistros al momento de
escribir estas líneas).
Junto con un grupo de ejecutivos de primera, Caaliope patrocina desde
hace muchos años un centro de atención a niños con diferentes
discapacidades, además de ofrecer servicios de educación
preescolar, el Centro de Atención a
la Discapacidad Infantil La Gaviota I.A.P. Hemos
perdido en estos meses a algunos padres y abuelos de nuestros
queridos niños a consecuencia de esta enfermedad y esto nos hace
reflexionar seriamente en lo verdaderamente importante: nuestras
responsabilidades humanas, en el trabajo, en casa, con quienes
queremos y con quienes no nos quieran. Eso es lo importante al final
de cuentas.
Tengo
el gusto de saber que Caaliope es una empresa exitosa, pero nuestro
trabajo es mucho más que estas cosas de todos los días para ser
verdaderamente exitosos.
Con
afecto para nuestros queridos clientes, por quienes seguimos aquí.