Antes de la pandemia existía una tendencia del acortamiento de la ventana teatral del cine, con prioridad sobre las plataformas. El cierre de las las salas implicó una parada en seco de los servicios para exhibidores y distribuidores.
“Esta pandemia para los exhibidores puede representar una doble pena: la primera pena relacionada con el aforo, a la cantidad de personas que pueden entrar; y la segunda, que acelere un cambio de modelo de negocios que los impacte” explica el productor mexicano Charles Barthe, CEO de Labo.
La compañía, sin embargo, ha manteniendo el servicio, “buscando mejorarlo y estamos rediseñando paquetes, como un jugador importante” con “una responsabilidad en la reactivación de esta industria”. En pandemia distribuyeron títulos como Tenet.
Para Barthe, los estrenos directos en plataformas que han ocurrido este año implican la pérdida de una oportunidad importante de recuperación de las inversiones. A la postre esto también determinará los niveles de inversión que se harán en producciones futuras, dependiendo del número de ventanas que tendrá un contenido.
“La ventana teatral definía el valor de los contenidos en las demás ventanas. Un éxito en taquilla prácticamente garantizaba un cierto valor en las plataformas. Al ya no tener ese referente en el radar, obviamente cambia la dinámica y las negociaciones cada vez son más fuertes entre quienes crean el contenido y quienes lo distribuyen, y quienes lo mandan directo al consumidor”.
Barthe agrega que este impacto puede ser más notorio en EE UU, completamente vinculado a los majors. En Latinoamérica está creciendo la presencia de otro tipo de contenido en salas. “Tenemos que ver cómo reacciona la audiencia, cómo se puede volver a crear esa confianza entre el invitado al cine, el contenido y las cuestiones sanitarias”.