El 2020 fue un año
de cambios para toda la industria. Pero el doblaje, la bisagra que
hace posible viajar al contenido a todo el mundo, experimentó una
aceleración en su crecimiento y en la adopción de las herramientas
de la operación en remoto —saliendo del tradicional estudio—, una posibilidad que muchas compañías no
tenían antes en el panorama.
Durante el
confinamiento, los programadores sacaron enlatados viejos, hicieron
reboots para llenar las pantallas y aguas abajo estas decisiones
trajeron más trabajo para las compañías del doblaje, más de un
centenar en la región.
La pandemia les dio una segunda oportunidad a muchos contenidos que en
medio del océano de opciones no habían tenido espacio para brillar.
Cuando los rodajes se reactivaron, muchas compañías de doblaje ya
habían ampliado su capacidad operativa para recibir más clientes.
El lanzamiento de
plataformas también ha impulsado el doblaje. Primero Netflix, Amazon
y Hulu. Pero en los últimos dos años entraron al mercado Disney+,
Apple TV, Pluto TV, Peacock, HBO Max, entre las internacionales, más
otro grupo de OTT locales y salas digitales de cine que también
demandan estos servicios de posproducción. Además, los majors
del streaming han impuesto estándares de calidad y métodos de
trabajo, agrupados bajo el anhelado certificado TPN, que hoy
cualquier empresa de doblaje debe tener.