La industria está más unida que antes; no iré presencialmente a un mercado hasta que no nos quitemos los tapabocas; hay que leer todo y responderles a todos porque no sabemos quién es el que te traerá la fórmula de la Coca-Cola; los autores y escritores ya sabemos que para vender ahora una historia, nos tenemos que desprender del IP, fueron algunos de los conceptos que emitió Pablo Orden, fundador de la agencia literaria Injaus, en #PRODUprimetime con Ríchard Izarra.
Con 50 años en la industria (comenzó como actor a los 7) de los cuales 30 los ha pasado en México, Pablo Gastón Orden, natural de Argentina, confiesa amar lo que hace en su empresa que califica como una ‘fábrica de ilusiones’.
Su misión es encontrar contenidos, ‘apapachar’ escritores y unir todas las partes necesarias para hacer de los proyectos una realidad.
La pandemia, dice, lo volvió más sensible y piensa que eso mismo les ha sucedido a todos. Por ello el amor y las historias humanas están floreciendo. Tiene La tregua de Mario Benedetti, una historia de alguien más mayor, que retoma el amor después de una tregua. Esa la negocia en España; Azul íntimo, otro título similar, también lo mueve a varios clientes. Otro proyecto del escritor argentino Enrique Torres, igualmente está en su agenda de proposiciones.
Cuando lee se imagina los planos secuencias, las locaciones y hasta el talento que lo interpretaría. Se enamora de las historias porque es la única manera de poder transpirarlos y emocionar a los compradores.
Ha sido experto en crear proyectos, inclusive se le acredita el primer reality hecho en México, en Canal 11, llamado A la vuelta de la esquina, a principios de los 2000. Sin embargo, la comercialización de sus planes la hace su socio, Daniel Rodríguez, de Itoydani, a quien considera el mejor vendedor de la industria. Él arma el proyecto y Dani lo vende.
Dice que no ahora, pero en algunos años veremos a personajes con tapabocas como parte de las historias que interpretarán este momento de pandemia, que ha traído cosas buenas y cosas malas. Entre las buenas enumera la sensibilidad y el dedicarle más tiempo a los detalles. Entre las malas, no poder reunirse presencialmente para hacer negocios sino a través de Zoom, que no es lo mismo ni tiene el calor humano.
Celebra que se esté regresando a la telenovela clásica y aplaude que las plataformas estén realizando ahora títulos antiguos como Rebelde, o se vean en las pantallas éxitos pasados como Pedro el escamoso, confirmando que la televisión es de ciclos.
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