La industria, cada enero, se encuentra en Natpe Miami. Allí fue mi primer encuentro con ejecutivos que hoy son mi fuente y mis amigos. Desde que comencé en PRODU —pronto hará siete años—, he ido casi todos los años a este mercado como periodista. Recuerdo el impacto que me causó, al aproximarme al lobby del Fontainebleau, que se elevaba un zumbido que se volvía ruido al llegar. Para hablar allí había que elevar la voz, casi gritar.
La energía que se respira en este espacio, en el que podías ver en vivo a las personas haciendo negocios y conocer desde a productores que se iniciaban en el mercado hasta los grandes referentes de la industria, fue una experiencia invaluable.
Allí entendí que el carácter de esta industria está forjado en el corazón y la pasión, y que el término “ejecutivo” tendría que abandonar su estereotipo: estas son personas que van informales, algunas con el cabello largo, que te abrazan con afecto, aunque estén ubicados en la cúspide de
las
directivas de las empresas.
En la experiencia virtual que vivimos hoy en el Natpe del 2021 la ausencia del lobby de Fontainebleau es la gran pérdida. Es el lugar al que muchos apostaban para encontrarse con quienes no habían podido acordar citas, el espacio para el networking en el que la informalidad, acompañada de algún trago, permite los mejores acuerdos. Recuerdo que me asombró que el hotel retirara los sillones del lobby, con el fin de obligar a quienes circulaban por allí a moverse rápido, sin lograr su objetivo.
Este año extraño el zumbido del lobby del Fontaineblau, y me hace falta encontrarme con mis fuentes de manera informal, para preguntarles qué novedades traen a Natpe. Sé que la industria también lo extraña, porque no hay cómo replicar esa experiencia en una plataforma virtual, por sofisticada y avanzada que sea.