“Eterno inconsciente feliz, así se autodefinía Walter. Esa
sencillez escondía a una de las personas más talentosas que tuvo la televisión y
a uno de los seres humanos más cálidos que tuve la fortuna de tener como amigo”
dijo Julián Rodríguez Montero.
“El término amigo se queda corto. Walter es para mí: amigo,
padrino de mi hijo, cómplice, compinche de aventuras. Cuando trabajé con él fue
compañero de equipo, líder, maestro, mentor, consejero, jefe, guía, aliado. En
mi etapa en Telefe también nos tocó competir como rivales y adversarios, pero
nunca como enemigos. Y en ambos casos siempre me animó a ser mejor. Era
generoso, desprendido, sincero, frontal, alegre, incondicional, entusiasta.
Apasionado por sus ahijados (les hará mucha falta), Canal 13 (qué paradoja,
cumplían años el mismo día), Spielberg, Coca-Cola y Disney” agregó.
Se conocieron en enero de 1993, cuando entró a trabajar en
Artear (otra paradoja, justo hace 30 años) y agradece haber podido disfrutar de
su presencia todos estos años. “Su legado para quienes lo conocimos es
imborrable, pero también para quienes no lo conocieron. Sin duda la televisión
argentina es y será mejor gracias a él”.
“Hoy me toca despedirte con mucha tristeza, pero con la
alegría de haberte tenido a mi lado. Me gusta imaginar que estás en la
bicicleta con Elliott y ET rumbo a tu Planeta Mix. Solo decirte que no eras tan
inconsciente como creías, que sí fuiste muy feliz y que serás eterno en los
corazones de todos los que te queremos” finalizó.