Los hábitos de consumo y el crecimiento del número de plataformas en el mercado siguen reorientando el negocio audiovisual. Hoy en día, las OTT están incluyendo en su oferta géneros que en sus comienzos no contemplaban. “Los contenidos de los servicios de streaming están asemejándose a los de la TV abierta y la TV paga. Hoy consigues en una plataforma lo que podrías conseguir en la TV abierta” apuntó Esperanza Garay, CEO de la distribuidora MGE (Mega Global Entertainment).
La ejecutiva añadió que, aunque hay contenidos que son naturales de ciertas plataformas, todos los medios se transforman en ventanas válidas para todos los programas. “La telenovela de formato largo, por ejemplo, es un contenido de televisión abierta, pero el streaming da una solución a quienes no pudieron ver el producto completo o que se lo perdieron. Entonces creo que las plataformas nuevas y tradicionales se complementan y se refuerzan mutuamente”.
Garay agregó que la telenovela latinoamericana, que es la columna vertebral de cualquier canal de la región, está recuperando los slots que había perdido con el éxito de los dramas turcos. “La telenovela está resurgiendo. Volvimos al melodrama latino y, obviamente, hay una identificación muy grande, por lo que los productos están logrando los niveles de audiencia que teníamos antes”.
MGE comercializa las telenovelas de Mega de Chile, que tiene distintos tipos de productos dentro del género: el melodrama clásico enfocado al ama de casa (que en el canal se emite a las 3pm); los dramas con dosis de humor para todo público para las 8pm, como #Pobrenovio o La ley de Baltazar; y las teleseries más fuertes con ingredientes del thriller para las 10pm.
Se suman las miniseries como Isabel que en enero de 2023 irá a TV abierta, o No nos quieren ver (actualmente en HBO Max), además de formatos como The covers (original de Mega) y Caso cerrado con la Dra. Ana María Polo.