Documental El Eco de Tatiana Huezo contó con un proceso de investigación de siete años
Aliana González|
11 de agosto de 2024
El Eco
En El Eco, la última película de Tatiana Huezo, es un relato íntimo y profundamente humano sobre la cotidianidad de un pueblo campesino mexicano a través de la mirada de sus niños. La película estrena este 29 de agosto en cines de México y es distribuida por Pimienta Films.
El documental es una propuesta innovadora y arriesgada, que, sin romantizar la vida del campo ni la pobreza, muestra formas de vida probablemente desconocidas para quien vive en la ciudad. Sin voz en off y solo narrada con las voces y acciones de los niños, es una propuesta que no tuvo guion, por lo que Huezo enfrentó el reto de construir las líneas narrativas que marcan la historia a partir de aquello que la realidad les fue entregando durante el rodaje. Muchas de las lineas narrativas que detectaron en un inicio, solo desaparecieron mientras otras se consolidaron. “Nos guiamos por la sensibilidad de lo que sentíamos mientras filmábamos” explica Ernesto Pardo, director de fotografía de la película y quien conversó con PRODU sobre su producción.
SIETE AÑOS DE INVESTIGACIÓN
Contó con un proceso de investigación de siete años, que hizo a Huezo y a su equipo conocer tan profundamente a quienes son personajes de la película, que la cámara pudo entrar en estas vidas como si no existiera el equipo de producción, logrando esta historia auténtica desde la visión y vida de los niños de un pueblo campesino, con sus perspectivas únicas: sus sueños, descubrimientos y aprendizajes sobre la vida, la muerte, el trabajo y el amor.
Pardo confesó que además de no tener voz en off ni guion, otro reto fue trabajar con niños durante un año y medio, el tiempo que llevó la producción. Es además un documental que no tiene entrevistas, pues se desarrolla a través de las acciones de los niños y sus familias. Pardo comentó que un riesgo que corrieron fue que los niños -personajes principales de la historia- abandonaran la producción, como efectivamente ocurrió con una de ellas.
Fue producida con una pequeña cámara Sony (F-67) de óptica sencilla, con la intención de mostrar el punto de vista de los niños, a su altura, y acompañándolos, explicó Pardo, quien comentó que hay muchas tomas exteriores porque la naturaleza es parte fundamental de la historia, pero también hay muchos interiores. “Logramos una iluminación interior con muchos claroscuros, para lo que no usamos tantas luces pero si un control de luz que permitió que estos interiores brillaran de una manera poderosa” explicó.
Los miedos y el encuentro con la vida, como el nacimiento, además de la muerte, las semillas que crecen y sus frutos, el apoyo de la comunidad, son algunos de los elementos relevantes de esta película. El clima extremo también está muy presente.
“Yo creo que el cine más interesante que se hace en el mundo es el que juega con los límites de la ficción y el documental, y en este caso, habíamos visto miles de veces la misma escena durante estos siete años de conocimiento de estas personas, por lo que Tatiana propuso un espacio en el que se pudo iluminar, pusimos la toma como quisimos que se viera, y le propuso a la niña que le pregunte a la madre algo sobre su niñez. Y la niña le preguntó ¿Por qué te casaste tan joven? esto permitió una conversación muy profunda”, dijo Pardo.
Comentó que es muy emocionante trabajar en un proyecto en el que las líneas no están trazadas ni pintadas en piedra. “Es muy emocionante de hacer y de ver porque se logran cosas que se sorprenden como espectador” comentó.
Finalmente agregó que hablar sobre el campo y los campesinos, en un momento como el que vivimos, es relevante, porque permite el regreso a las raíces. “Es una película que a muchos nos recuerda a nuestros abuelos o a nuestros padres, que llegaron a las ciudades desde sus pueblos, lo cual es un referente para Latinoamérica, pues casi todas las grandes ciudades se formaron de personas que llegaron del campo”.
Para la directora el nombre del pueblo El Eco, tiene fuertes elementos simbólicos. “Habla sobre el eco de los padres en los hijos, esa voz que se va quedando durante la infancia adherida en el alma” comentó para además afirmar: Esta película me planteó el reto de contar una historia donde podamos ver lo extraordinario de lo ordinario.
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