El director mexicano Gerardo Dorantes estrena su ópera prima Correr para vivir, la película tuvo su estreno en 500 salas a nivel nacional, apostando por una historia inspiradora que retrata la vida de dos hermanos completamente diferentes, su vida en la Sierra Tarahumara en Chihuahua y grupos del crimen organizado que dominan la región. La cinta fue filmada por una cámara Red Gemini, utilizado óptica Cooke s4, buscando aprovechar siempre las luces naturales.
Producida por Varios Lobos, 9 mm y SuDosis, la película fue rodada completamente en locaciones mexicanas, en la Huasca de Ocampo en Hidalgo y la Sierra Tarahumara en Chihuahua; escenarios que muestran la grandeza de la naturaleza y que desafían la supervivencia del ser humano. Selva, montaña y llanura retratados bajo el lente del cinematógrafo mexicano Emiliano Villanueva.
“Correr para vivir es un thriller de acción que nos sumerge en una aventura de dimensiones épicas, con la majestuosa sierra Tarahumara como telón de fondo. Esta historia, emocionante y profundamente conmovedora, busca resaltar las virtudes del espíritu humano y evidenciar que todo es posible con determinación. Fueron 11 semanas de rodaje, cosa que para ser una ópera prima es grandioso” comentó el cineasta Gerardo Dorantes.
Sobre las complejidades de filmar en una zona tan complicada, el creativo dijo: “Fue un gran reto filmar en la Sierra Tarahuamara, fuera de lo difícil que es el terreno, la zona es peligrosa; además nos tocó época de lluvias y eso atrasó el rodaje. Tuvimos que retomar seis meses después, pero nos ayudó mucho el equipo de filmación para lograrlo. Utilizamos una cámara Red Gemini, agregando óptica Cooke s4 y nos dio el resultado que esperábamos” concluyó el director, quien ya trabaja en dos guiones de cine para los próximos meses.
Correr para vivir es protagonizada por Vladimir Rivera Mata, Manuel Cruz Vivas, Eligio Meléndez, Mayra Sérbulo; Emma Malacara y Osvaldo Sánchez. La historia cuenta la vida de Omero y Capó, dos hermanos que trabajan en el campo con su familia y en sus tiempos libres entrenan un deporte común entre los rarámuris: correr. Su habilidad para recorrer grandes distancias atravesando los sinuosos caminos de la Sierra Tarahumara llamará la atención de uno de los entrenadores más importantes del mundo, pero también de un grupo de narcotraficantes que ve la oportunidad perfecta para pasar droga por la frontera como burreros.