Para Sam Altman,
CEO de OpenAI, la adquisición de chips es una máxima prioridad para la empresa,
ya que cada consulta a ChatGPT es muy costosa y requiere de hasta 10 mil
unidades de procesamiento gráfico (GPU) de Nvidia en una supercomputadora de
Microsoft.
Si el
volumen de las consultas a ChatGPT aumenta a una escala similar a la búsqueda
de Google, OpenAI necesitaría aproximadamente US$48,1 mil millones en GPU al
año para mantenerse en operación.
Por ello la
compañía ya considera fabricar sus propios chips para hacer frente a los altos
costos operativos e impulsar sus sistemas de IA, debido a
los altos costos de operación y a la escasez de procesadores necesarios para
ejecutar sistemas de IA avanzados.
La escasez
de GPU es otro de los principales problemas para OpenAI, puesto que se
necesitan chips específicos para poder ejecutar la tecnología de IA generativa.
Sin embargo, tras el lanzamiento de ChatGPT, la demanda se disparó y complicó
el acceso a estos componentes.
Nvidia es el
único fabricante que produce chips de IA útiles y controla más del 80% del
mercado global de chips dedicados a aplicaciones de IA.
De acuerdo
con un informe de Reuters, para hacer frente a la escasez y los costos
operativos, OpenAI está considerando opciones para tomar el control en el
diseño de sus chips con el fin de diversificar a sus proveedores más allá de
Nvidia, es así como la empresa evalúa la posibilidad de adquirir una empresa de chips para no empezar
de cero y acelerar la fabricación. Por ahora, la empresa se encuentra evaluando
sus opciones, pero incluso si OpenAI opta por una adquisición para desarrollar
su chip personalizado, el esfuerzo le podría costar millones de dólares y
varios años en concretarse.