Paco Escamez-Bordy nos da su visión como creativo freelance
Paco Escamez-Bordy, director creativo freelance que trabaja principalmente para el mercado hispano de EE UU, entra a participar en el foro ¿Cuánto vale una idea. Cómo se valoriza el aporte creativo de la agencia cuando desaparece el negocio de medios?:A la hora de hablar de lo que “vale” una idea debemos diferenciar el valor que tiene en términos de resultados, de lo que “cuesta”, es decir su valor pecuniario, que creo es más el tema de este foro. Definitivamente, el trabajo creativo tiene que tener una retribución clara. La publicidad es nuestro negocio y, como tal, todo en él tiene que tener un claro valor expresado en vil metal.El creativo freelance es aún más aséptico -o, por lo menos, pragmático- a la hora de valorar sus ideas ya que son su único producto, ellas y su forma de expresarlas. Para nosotros, el valor de una idea ha de estar necesariamente ligado a varias consideraciones:1. ¿Quién se beneficia con esta idea? No vale/cuesta lo mismo escribir un anuncio para Coca-Cola que para… Caramelos Paco.2. ¿Qué supone esta idea para el cliente? No vale/cuesta lo mismo una idea para una campaña de lanzamiento de un producto a nivel nacional, que una idea aplicada a un pequeño folleto parauna promoción puntual del supermercado local.3. Otras cuestiones más personales: urgencia del proyecto, grado de dificultad del cliente, necesidad de participar en el proyecto, etc.Desgraciadamente, lo que vale una idea no siempre tiene una relación directa con lo que el cliente está dispuesto a pagar. A veces se entregan ideas que pertenecen a ese 0,1% que mencionaba Alfredo Giuria y no se retribuyen en su justa medida. Otras veces se entregan ideas “sólidas” que son pagadas jugosamente porque forman parte de un proyecto más importante. ¿Conclusión?No somos artistas y esto no es París en la época de la Boheme, así que nuestras ideas -nuestro producto- también se someten a las reglas del mercado.Lo ideal sería que cada creativo fuera capaz de poner un precio a sus productos basado en la calidad de los mismos y que los clientes, en función de sus presupuestos, eligieran el creativo que pueden permitirse. Como cuando uno va al supermercado, vaya. Así comprenderían que, como todo en esta vida, lo extraordinario suele costar un poco más.