Cuántas veces no hemos escuchado a algún amigo decir “así soy yo”,
afirmando su personalidad como algo permanente e inmutable en el tiempo, sin
importar las circunstancias. Suena familiar, ¿no? Todos conocemos a alguien que
lo dice, incluso nosotros mismos seguramente nos hemos expresado así en algún
momento de nuestras vidas. Sin embargo, esta afirmación está lejos de ser
cierta.
Los seres humanos somos complejos, y a lo largo de nuestra vida vivimos
muchas facetas distintas de acuerdo a nuestro estado de ánimo, intereses,
modas, situación económica, etc… De hecho, desde pequeños nuestra misma
sociedad nos va condicionando para actuar dependiendo de la ocasión. Básicamente
nuestro día a día es una obra de teatro para la cual vamos interpretando
distintos papeles según con quién interactuamos, en dónde estamos, y el
objetivo en mente. Incluso los amigos con los cuales nos juntamos varían
dependiendo de nuestro momento de vida y de los intereses particulares. Por
ejemplo, si uno tiene amigos a quienes les gusta salir a bailar y tomar y otros que
prefieren levantarse temprano para ir a hacer deporte y que no toman, ¿quién
dice que uno no puede tener lo mejor de ambos mundos? Quizá el primer grupo de
amigos son del trabajo, mientras que el segundo es de la escuela. Con ambos se
vivirán experiencias distintas en lugares distintos en momentos distintos. Si
esto es así en la vida real, ¿por qué debería de ser distinto en la virtual?
Facebook, Instagram, Twitter, Snap, Pinterest, y todas aquellas apps que
utilizamos para conectar con amigos y personas con quienes tenemos intereses en
común son distintas entre sí y a la vez similares. ¿Por qué utilizamos más de
una? Pues porque complementan nuestras necesidades de conexión e interacción
con otras personas.
La pregunta del millón es: ¿por qué mi forma de actuar, aunque similar, es
distinta en cada una de ellas? La respuesta es: porque al igual en nuestra vida,
en donde jugamos distintos papeles (papá, hijo, abuelo, socio, empleado,
compañero, esposo, novio, amante, etc…), en las redes sociales también lo
hacemos, pues la naturaleza de cada una y el uso que le damos es distinto.
Incluso la forma de expresarnos y el lenguaje que utilizamos cambia
radicalmente. Por ejemplo, mientras que en Twitter nos comunicamos a través de
texto, en Instagram utilizamos fotos y en Snap microvideo. Esto se debe no
solo a la naturaleza de las plataformas, sino también a las personas con quienes
conectamos en estas.
Vale la pena recordar que somos animales sociales, y respondemos a estímulos
y códigos. Nuestros intereses no son constantes en el tiempo, varían de acuerdo
a estados de ánimo; lo mismo pasa con nuestras amistades, lo mismo ocurre con
nuestros círculos, lo mismo sucede con las redes sociales.
Por
Fabián Baldovinos
Chief
Operations Officer
Reprise Chile
Instagram y Facebook