Después de trabajar más de nueve años en comunicaciones, Manu Chatlani (MC) creó en Chile durante 2010 a Jelly, una agencia con foco 100% en digital, especializada en crear contenido, diseñar experiencias y contar historias. En conversación con PRODU, el ejecutivo compartió su opinión sobre el liderazgo, la gestión de equipos y los desafíos de la industria publicitaria.
¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido al dirigir equipos?
MC: Son dos que van de la mano. La primera es dar libertad. Que al talento hay que guiarlo y luego soltar. La creatividad —en cualquier ámbito— amarrada a demasiadas reglas y directrices, termina sofocándose, aterrada a que esa idea o contenido puede terminar destruido antes de tiempo. La segunda tiene que ver con que no hay nada, pero nada, más importante que ver al equipo feliz. Y para eso creamos una cultura especial en la agencia que promueve la colaboración. Y a eso le sumamos una serie de beneficios blandos en Jelly (100% remotos, siete semanas de descanso al año, un día libre al mes para lo que quieran, por ejemplo) para que puedan estar siempre descansados y felices.
Según su experiencia, ¿cómo capacita a los equipos creativos para que realicen su mejor trabajo?
MC: Más que capacitar, tiene que ver con la actitud de libertad para proponer sumado a estar ultraconectado a digital y lo que está pasando. Al contenido que se está consumiendo. Estar en el hoy, con un ojo anticipando lo que podría venir.
¿Cuál cree que es el secreto para forjar un impacto cultural duradero?
MC: Ser capaces de conectarnos con insights reales y tener una forma de comunicación que sea actual. Que conecte con la forma de conversar / compartir / consumir contenidos de las personas hoy. Ahora definamos duradero. Estamos rodeados de mucha información. Constantemente bombardeados por estímulos visualmente atractivos. Nos tomamos tres segundos o menos para ver si vemos el siguiente video o saltamos al que viene y desechamos lo que “apareció” en nuestro feed. Nada dura tanto. Todo es realmente efímero. La producción de contenidos debe ser permanente. Fito solía cantar “el tiempo nos ayuda a olvidar”. Y claro. Solo que ahora ese tiempo es menor. Para prolongar ese recuerdo, nuestras ideas DEBEN ser más grandes, atrevidas, desafiantes, que sean capaces de entregar valor a las personas y de conectar con ellas a nivel emocional.
En un entorno mediático tan fluido como el actual, con nuevos formatos, tendencias y tecnologías cada día, ¿cómo comunicaría el valor de la producción a una marca?
MC: Hoy todo lo que se crea cada día —desde un reel en Instagram a un TikTok pasando por una foto en LinkedIn— tiene que ser, en términos del contenido, auténtico. Pero al mismo tiempo compite contra todos los contenidos que dan vuelta en el mundo. Visualmente debe ser imponente. Si la imagen o video no es preciosa (más allá de cómo fue producida), tenemos un problema. Esa belleza de la imagen puede ser producto de un alto nivel de producción o, al contrario, de hacer algo mucho más en bruto. Pero debe ser atractivo para el (la) que lo ve. Pero antes que todo eso, lo que cuentes debe ser entretenido, actual, conectado con los códigos con lo que consumimos contenidos hoy. De lo contrario, tienes un problema.
En qué medida pueden aprovecharse los datos para mejorar la producción y el impacto de los contenidos.
MC: La data siempre te puede ayudar a leer y entender rápidamente y mejor un problema o un contexto en el que vive un problema. Pero es eso. Un elemento a la hora de sentarse a reflexionar, encontrar el insight y luego viajar para resolver. El problema es que nos hemos llenado de data que no siempre va al core y que solo satura y que confunde a la hora de ver claramente el problema. Aquí la intuición, el comportamiento de las personas y la observación son claves. Todo no es una planilla de excel.
En la actualidad, Jelly asesora a marcas como Colun, Andes, Motor, Sony Music Chile, Itaú, AIEP y Transbank, entre otras.