Para Andrés Talavera, estratega júnior de contenido de Conill, la pandemia, la cuarentena resultante y las protestas por justicia racial e igualdad han acelerado la evolución del comportamiento de los consumidores. Un sentido de wokeness, un término político de origen afroamericano relacionado a la lucha contra el racismo y que significa despertar, se “ha amplificado y está impulsando a las personas a profundizar en la ética, las acciones y la historia de una marca” explicó en un artículo en Adforum.
Destaca que como resultado del movimiento Black Lives Matter, muchas marcas han realizado esfuerzos notables para estar más woke en sus prácticas, incluidos compromisos para diversificar sus equipos de liderazgo, actualizar las prácticas publicitarias para que sean más inclusivas e incluso diseñar planes para apoyar a las comunidades desatendidas.
Puso como ejemplo a Target, que según datos de DiversityInc tiene dos tercios más de latinos en los niveles superiores de administración que el promedio nacional. O a Coca-Cola, “que ha demostrado su compromiso con los hispanos al apoyar a sus empleados, cubriendo las tarifas de renovación de DACA de US$500 para cualquiera que fuera parte del programa”.
“Los consumidores están poniendo su dinero donde están sus valores. Es posible que estemos entrando en un punto sin retorno, donde las decisiones se toman basadas en el comportamiento y las acciones de una compañía sobre la calidad o el valor de un producto o servicio” concluyó.