Gaby Sosa, coordinadora de medios sociales de Dieste, escribió un artículo en Provoke Weekly sobre las consecuencias culturales de la tecnología, preguntándose si estas podrán ayudar a cerrar las brechas o a crear nuevas. Dijo que para las agencias de publicidad es de suma importancia entender cómo esas identidades, etiquetas y subculturas que se están generando con las nuevas tecnologías —inteligencia artificial, traducción en vivo, robótica y redes sociales—, están evolucionando ahora y cómo se verán en el futuro.
“Yo busco formas en las que diversas voces en la mesa están trabajando para asegurarse que los avances tecnológicos incluyan a todos” dijo Sosa, refiriéndose al anuncio de Google de lanzar unos audífonos capaces de traducir conversaciones en tiempo real. Se preguntó si un dispositivo como este usado entre un nieto y su abuela que no habla inglés, podría capturar los matices, la realidad de la conversación y todo lo que ha sido comunicado por medio de frases rotas durante años.
Sosa se refirió, por ejemplo, a cómo Twitter ha sido usado como una plataforma para practicar la discriminación y el abuso, aunque cuando fue creada tenía las mejores intenciones. Los creadores de la red ignoraron en su momento los puntos ciegos. Citó al diseñador Mike Montero, quien destacó que cuando se está construyendo una herramienta con alcance global, tu equipo necesita parecerse al mundo que estás tratando de alcanzar.
“Las consecuencias culturales de la tecnología, por lógica, pueden ser inferidas por la forma en que son creadas” escribió Sosa. Y se refirió a lo que recientemente escribió una colega —María Yolisma García— en este mismo blog: “Cuando se incluyen diversas perspectivas y experiencias en la forma como desarrollamos nuevos programas o apps, podemos crear tecnología que se adapte y beneficie a todos”.