El Barómetro Edelman de la Confianza 2024 revela una brecha entre la innovación y la sociedad que se ha convertido en el nuevo factor causante de una mayor polarización.
Los encuestados, por un margen de casi dos a uno, consideran que la innovación está mal gestionada; esto es cierto en todos los grupos de edad, niveles de ingresos y género, y tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo es más probable que la gente diga que la innovación está mal gestionada que bien gestionada. Las innovaciones también se han politizado, sobre todo en las democracias occidentales, donde los individuos de derechas son mucho más propensos a rechazarlas que los de izquierdas. Las mayores diferencias entre los de derechas y los de izquierdas se dan en EE UU (41 puntos), Australia (23 puntos), Alemania (20 puntos) y Canadá (18 puntos).
“La innovación se está acelerando y debería ser un factor de crecimiento, pero se verá obstaculizada si las empresas no prestan tanta atención a la aceptación como a la investigación y el desarrollo” afirmó Richard Edelman, CEO de Edelman. “Más de dos tercios de nuestros encuestados que afirman que la innovación está mal gestionada creen que la sociedad está cambiando demasiado deprisa y no de forma que beneficie a ‛gente como yo’ (69%). La división de clases, el enorme desequilibrio de confianza entre empresas y gobiernos y la infodemia han sido las fuerzas que han impulsado el declive de la confianza y el aumento de la polarización. El miedo a la innovación se ha convertido ahora en el cuarto leño en el fuego del populismo”.
Las empresas tienen la mejor oportunidad de invertir esta tendencia porque son la institución en la que más se confía, tanto en general como cuando se trata de introducir nuevas innovaciones en la sociedad. Pero debe centrarse en explicar el impacto de la innovación y su efecto positivo neto para la sociedad y no solo para los inversores. Pero no puede actuar sola. A lo largo de la última década, el Barómetro de la Confianza ha registrado un aumento de 15 puntos (del 45% al 60%) en el número de personas que afirman que, si las empresas se asociaran con las administraciones públicas, confiarían más en ellas para los cambios impulsados por la tecnología. Casi dos tercios esperan que los CEO gestionen los cambios que se producen en la sociedad, no solo los que se producen en su empresa (62%), y alrededor de 8 de cada 10 empleados afirman que es importante que su CEO hable públicamente sobre las habilidades laborales del futuro (82%), el uso ético de la tecnología (79%) y el impacto de la automatización en los puestos de trabajo (78%).