El tema del posconflicto armado colombiano tiene su espacio en el documental Hasta que se apague el sol, dirigido por Jonas Brander y producido por Urua Films. En él se entretejen dos historias: una es la de Luz Marina Bernal, activista y fundadora del colectivo Madres de Soacha que busca esclarecer los falsos positivos (ejecuciones extrajudiciales perpetradas por el ejército colombiano contra civiles con el propósito de hacerlos pasar como guerrilleros).
La segunda es la de Albeiro Camayo, líder indígena asesinado en 2022 que dedicó su vida a proteger su tierra ancestral de la usurpación de grupos armados y multinacionales. La semilla de esta realización se gestó en 2014 cuando Jonas Brander llegó a Colombia proveniente de su Alemania natal. Lo hizo con el propósito de aprender sobre los diferentes movimientos y procesos de lucha social que hay en este país, ya que él es un activista por los derechos humanos.
Por esa época conoció el trabajo de Luz Marina con Madres de Soacha y el de Albeiro con la Guardia Indígena, y empezó a seguir de cerca a estas agrupaciones, filmando sus actividades en diversos períodos a lo largo de varios años. Aunque inicialmente no lo hizo con el propósito de hacer un documental, sino para hacer un acompañamiento de estas causas, con el paso del tiempo tuvo la idea de condensar estas historias en un largometraje.
UN FORMATO CON VOCACIÓN SOCIAL
Fue ahí cuando se alió con la casa productora colombiana Urua Films, quienes empezaron un proceso de reedición de la mano de Brander: “Cuando Jonas llegó a mí ya tenía grabado un 97% de la película y tenía varias versiones de la edición. Nunca había visto un acercamiento tan sincero y profundo a las víctimas del conflicto armado colombiano” comentó Catalina Flórez, productora ejecutiva.
Una vez terminaron el primer corte del film, inició la búsqueda de aliados para finalizarlo: “Toda la película ha sido autofinanciada; Jonas financió todo el primer proceso y luego Urua el final de la posproducción y la edición” dijo Flórez. Si bien no recibieron apoyo económico de ningún fondo sí dieron con profesionales dispuestos a ayudar: “En un laboratorio de Work in Progress en Colonia encontramos personas claves con las que pudimos terminar la película, hacer color, sonido, subtítulos” afirmó.
Brander recordó que las grabaciones se hicieron en el Cauca (departamento al oriente de Colombia) y en Soacha (suburbio ubicado a las afueras de Bogotá). En ellas contó con la colaboración de gente de las comunidades locales: “Fue un proceso de muchos años, había momentos en que grabábamos con más personas que me acompañaron con cámara y sonido y había momentos en los que yo grabé solo”.
Hubo artistas, camarógrafos y editores que colaboraron en la producción voluntariamente, sin percibir sueldo. “Los artistas extranjeros sentían una gran inspiración por estas historias de dignidad tan profunda y esos procesos de resistencia, y los artistas nacionales hablaban mucho de la falta de conocimiento de las historias que pasan en nuestro país, porque hemos creado como una gran barrera alrededor de nosotros. Entonces la motivación también fue contar historias la realidad colombiana que nosotros no conocemos” manifestó Flórez.
Hasta que se apague el sol ha sido proyectado en 20 festivales internacionales alrededor del mundo, haciéndose con varios premios. Actualmente se exhibe en espacios como el Museo de Arte Moderno de Medellín, el Museo La Tertulia en Cali y la Cinemateca de Bogotá. Si bien el conflicto armado ha sido abordado en otras producciones, esta promete dar una nueva mirada inmersiva en este tópico.