La producción de W Studios para Vix, protagonizada por Angelique Boyer y Sebastián Rulli, llegará a la plataforma a partir del viernes 17 de mayo. La adaptación de la exitosa novela de 1988 que protagonizó Lucía Méndez, cuenta la historia del amor prohibido de Leonor y Eduardo en el siglo XVII, estrechamente vinculada con el tiempo y lo sobrenatural. Para lograr estas atmósferas de tiempo, la producción contó con un gran despliegue tecnológico y VFX, siendo las cámaras Sony Venice y las diferentes ópticas las principales herramientas.
“El extraño retorno de Diana Salazar es un proyecto icónico de la TV y queríamos darle su personalidad propia, porque es una reinvención y reinterpretación completa de la historia. El reto principal fue que es una historia donde se mezclan los tiempos, actual y de época, por lo que teníamos que darle su personalidad a cada mundo. Nos concentramos mucho en la preproducción, porque fue entender cómo mostraríamos el pasado, ya que no queríamos algo muy sobrio, frío y acartonado como normalmente lo hacen, sino fresco y luminoso. Fue entonces que empezamos cada quien a buscar referencias, y junto con el equipo de otros departamentos hicimos la labor de verlo en la mente, para después hacer muchas pruebas de cámaras y ver cómo se comportaban los temas y los aspectos del pasado” comentó Luis García, director de fotografía.
Por su parte, Mauricio Sánchez, director de foto de la unidad, agregó: “Las locaciones fueron supercomplejas, porque para las escenas de época no había electricidad; entonces necesitábamos que no hubiera luz para no arruinarlo. El hecho de hacer época fue algo muy meticuloso, esto hace que los cuidados se incrementen todavía más. Nos vamos mucho de la mano de lo que está en el guion, todo depende de la cuestión de la narrativa”.
La importancia de la tecnología en una telenovela de género
“Tuvimos la suerte de tener herramientas que nos ayudaron, ya que una vez definidos el presente y el pasado, decidimos que en todo el pasado utilizaríamos filtros llamados Black Satin, que hacen que la textura sea un poco más suave y te dan un feeling diferente. Utilizamos cámaras Sony Venice, una de ellas tenía su módulo en un estabilizador móvil, donde Mauricio operaba la cámara de la primera unidad. Contamos con óptica Supreme Prime de Zeiss todo el tiempo; en una secuencia en particular, decidimos usar óptica vintage que hace que el foco se mantenga en el centro” resaltó García.
“Usamos un dolly, así como un grúa para ciertas escenas, ya que decidimos que el pasado fuera más dinámico, con más movimientos de cámaras. El presente era un poco más tradicional. Otra de las novedades es que usamos una SnoriCam, para que el actor tuviera la cámara en la cara; fue un reto importante porque es un arnés que pesa, ya que mantuvimos la misma óptica con una Sony Alfa con lente Supreme. También utilizábamos cabezas remotas”.
“En cuestión de luces, utilizamos la serie ARRI. Para el pasado como era muy atmosférico y no había electricidad, nos fuimos con lámparas chinas y Sky Panels para recrear la luz de las velas. Hay una luz que no está en México y tuvimos que conseguir, que es como un colchón inflable con tiras de led; es una luz muy ligera, no es pesada, muy suave y envolvente. También teníamos luces Asteras y Orbiter” concluyó el cineasta.
Mauricio Sánchez agregó: “Va mucho de la mano con lo que está escrito en el guion y que sean bien utilizados los recursos, para la concepción de utilizar ciertas ópticas y herramientas, que logren mostrar la visión del entorno y llevarte a ese lugar o época. Trabajamos con dos cámaras Sony Venice en cada unidad, cuando teníamos grúa utilizábamos una tercera. La tecnología nos ayudó mucho para recrear esos escenarios y mostrar una atmósfera que fuera más cinematográfica” concluyó.