La ira de Dios, filme argentino que estrenará por Netflix en todo el mundo el próximo miércoles 15 es, según palabras de su director, Sebastián Schindel, una película ambiciosa a todo nivel: adaptación, despliegue, producción e interpretación.
El thriller es la adaptación —realizada por Sebastián Schindel y Pablo Del Teso— de La muerte lenta de Luciana B., de Guillermo Martínez. “Leí todas las novelas de Guillermo y esta es la que más me gustó, pero también ha sido la más difícil de adaptar por la complejidad de la escritura. Pero si bien se han hecho varios cambios, la película conserva la esencia de la novela, la ambigüedad de los personajes, la complejidad de sus conflictos” comentó Schindel.
El director ya había adaptado otras novelas de Martínez para la pantalla de Netflix: Una madre protectora, cuya versión audiovisual se llamó El hijo, y Crímenes de familia. La ira de Dios, al igual que El hijo, contó con la producción de Esteban Mentasti y Hori Mentasti (Buffalo Films).
“Me gusta trabajar con historias inquietantes, conflictos que no tienen solución, dilemas de la vida misma, situaciones que tienen más de una lectura. Esas son las películas que me interesan, las que luego de dos o tres días de verla seguís pensando en ella” apuntó Schindel.
La ira de Dios ha sido, además, muy desafiante para el elenco, tanto el protagónico como el secundario. “Ha sido muy exigente para todos los actores. Diego Peretti ha tenido monólogos de diez páginas, Macarena Achaga tuvo que pasar por todos los estados de ánimo posibles, y Juan Minujín construyó un personaje increíble” explicó el director y guionista.