“Desde el punto de vista económico sigue siendo más rentable hacer un producto de ficción para TV abierta que producirlo para las plataformas. La venta de publicidad es un ingreso importantísimo” expresó Luis Zelkowicz, Head writer de Telemundo, en una conversación virtual organizada por la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela.
Dijo también que el promedio de edad de la audiencia de TV abierta había aumentado.
“Tenemos ahora una audiencia cuya media de edad está más cercana de los 60 años que de los 40 y tantos, que era el público que teníamos en la TV abierta antes”.
LITERATURA EN MELODRAMA
En la conversación, Luis estuvo acompañado por dos colegas y paisanos: Alberto Barrera y Leonardo Padrón, y fue moderada por la cineasta, también venezolana, Solveig Hoogesteijn, quien comenzó preguntándoles si el éxito que habían tenido se debía en alguna forma a la mirada venezolana del melodrama.
“Nosotros somos herederos de la experimentación que ya venían haciendo José Ignacio Cabrujas y Salvador Garmendia (literatos) y otros tantos escritores en el cambio del melodrama clásico. Era un poco la contaminación de la literatura en el melodrama. Cuando se llevan a Alberto (Barrera) para México, para hacer Nada personal (1995), creo que eso fue lo que vieron. Querían hacer una cosa distinta y sintieron que en Venezuela se estaba haciendo algo diferente. En Venezuela había ese know-how distinto de cómo asumir el melodrama. Y creo que, sin falsa modestia, fue un gran aporte que hizo ese equipo nuestro. Nada personal fue un parteaguas, un proyecto con mucho prestigio y que hizo que la intelectualidad mexicana volteara a ver la televisión con otros ojos. Nosotros somos herederos de esa experimentación. Creo que tuvo que ver también con la educación venezolana que era muy universal, y eso nos hizo encajar muy bien en cualquier otro mercado. Veníamos con un bagaje internacional porque obviamente somos un país de inmigrantes. Creo que todas esas cosas influyeron un poco para que nos miraran en aquel momento” contestó Zelko.
LOS NARCOS TAMBIÉN LLORAN
Solveig preguntó: ¿En qué elementos importantes estiman ustedes se diferencian las series de las telenovelas?
“Fíjate lo que pasó y les voy a hablar del caso específico de Telemundo. Cuando nosotros nos planteamos hacer lo que, por mercadotecnia, se llamó la superserie de Telemundo, no hicimos otra cosa, sino traer todo el sentimiento, toda esa estructura emocional del melodrama y combinarla con la acción de las series. Es decir, buscamos hacer una simbiosis de lo mejor de cada uno de los géneros, y creo que eso nos funcionó. Cuando empecé a escribir El señor de los cielos se lo dije a mi equipo de trabajo: aquí el lema es ‛Los narcos también lloran’. Es una historia de acción sobre el mundo del narcotráfico planteada desde la perspectiva de los personajes, sus vicisitudes, sus emociones, sus pasiones, que es lo más propio del melodrama. Creo que esa simbiosis nos funcionó muy bien” contestó Luis.
LA ESCALETA ES INDIVIDUAL
Trabajar para la televisión significa una gran presión de entrega diaria de contenido. Hay que lograr un nivel de productividad altísimo. ¿Tiene cada uno de ustedes una disciplina, una rutina diaria de horarios de trabajo para lograrlo? preguntó Solveig.
“Obviamente se hace necesario. Nosotros tenemos training. En Venezuela hacíamos un capítulo diario y llegamos a escribir seis capítulos a la semana porque las novelas salían los sábados también. Fue una escuela invalorable. Ese training te da los skills, las herramientas como para uno poder organizar que todo se cumpla. Ahora, la calidad requiere tiempo. Eso de hacer seis capítulos a la semana estaba lleno de trucos, de una cantidad de recursos y de trampas del oficio que ahora, con estos productos ante un público mucho más exigente, tú no puedes hacer. Lo ideal sería dos capítulos a la semana, ojalá pudiera ser uno solo. Soy muy mañanero, muy tempranero, porque la escaleteada del producto, la invención del episodio, es un fenómeno personal e individual, por más que uno tenga un equipo con el que se discute hacia dónde va la historia, etc. El hecho de inventar un capítulo es un fenómeno solitario. Es más cercano a la literatura que a la televisión. Yo me paro muy temprano para eso, para escaletear. Es un oficio y es un trabajo que me deja, de verdad, muy cansado, exhausto. Yo pudiera dialogar y escribir escenas muchas más horas, pero ya a las tres o cuatro horas de escaletear, estoy agotado. Entonces, si yo quiero tener un producto de calidad, tengo que darme tiempo para eso”.