Dariela Ludlow, cineasta y directora de fotografía mexicana desde finales de los 90, cinematógrafa en Yankee, Las niñas bien, y recientemente, Narcos: México 3, comenta que vivió experiencias fuertes en sus inicios, pues había pocas mujeres trabajando con cámaras. “Había una exigencia física mayor, pues las cámaras de cine eran mucho más pesadas” recuerda. Hoy, con reconocimiento ganado en la industria, sigue experimentando sesgos por su condición de mujer.
“He vivido el machismo más fuerte en las esferas altas de poder, aunque creo es algo que vivimos las mujeres en cualquier ámbito” dice, tras referir que ha estado en reuniones donde, al hablar, no la mira el director de producción para dirigirse al director, o en scouting hay quien no le contesta si es ella quien pregunta. “No me lo tomo personal y sigo adelante” afirma.
Explica que ha aprendido a liderar desde lo femenino, pues al inicio la tentación fue empoderarse desde lo impositivo. “Es mejor ejercer el poder desde un lado donde importan los demás, la conciliación y la colaboración”.
Califica el tema de las cuotas como “escabroso” porque preferiría que se escoja al talento por su aporte, más que por el género. “Sin embargo, así tiene que ser, hay que introducir mujeres en otros lugares. Pero me gustaría que en algún momento ya no tengamos esta conversación”.
Afirma que lo que hace distinta la mirada de las mujeres es lo que les ha tocado vivir. “Las mujeres tenemos otra forma de entender la vida porque nos hemos visto obligadas a vivir del otro lado. Por muchos años hemos sido relegadas, con lo cual hemos aprendido a vivir distinto. A conciliar y a ser más colaborativas, porque nunca habíamos tenido puestos de poder y hay que hacer equipo para lograr los objetivos”.