Julia Lama comenzó a trabajar en la industria de la animación en el año 2016. “Mi primer gran proyecto fue el del largometraje Buñuel en el laberinto de las tortugas” recuerda.
Tras esa experiencia, dio el salto a la película de Sergio Pablos, Klaus, nominada al Óscar, y desde entonces ha participado en proyectos de diversa duración, desde cortometrajes a videoclips.
“La diferencia entre la animación infantil y la de adultos, para mí, está en los temas que se tratan y su capacidad para hacer que yo, como adulta, me sienta interpelada por ellos. También me gusta apreciar mayor profundidad y complejidad en los personajes de la ficción para adultos”.
Para ella, el consumo de cultura y entretenimiento se ha disparado durante la pandemia. “Por lo tanto, me gustaría creer que la demanda también ha crecido. Lo que sí sé es que muchos estudios no han frenado su producción y se han adaptado a soluciones en remoto”.
Con respecto a si cree que las plataformas han ayudado a que las animaciones para adultos se vuelvan más comunes, Lama es enfática en afirmar que sí, y que espera que la tendencia continúe.