Carla Eboli, CMO de Dieste, escribió un artículo en Provoke Weekly sobre la discrepancia que existe entre cómo los anunciantes ven a EE UU y a su población, y cómo estos son en su mayoría. “Pareciera que aún estamos lejos de un buen balance entre lo que es real y lo que representa la industria de la moda y la belleza” dijo.
Eboli se refirió a las tres principales discrepancias: tallas grandes, todo sin defectos y familias multirraciales. En el primer caso, es evidente que las marcas no coinciden con la realidad del país donde el promedio de la cintura de las mujeres es de 96 cm. Aunque destacó que marcas como Christian Siriano y JCP reconocen a consumidoras con tallas mayores que 2 y 4. Tampoco ayudan los estándares de belleza poco realistas de las campañas publicitarias, que generan ansiedad, pero dijo que algunas marcas como Dove han dado los primeros pasos para corregir esto con iniciativas como el Proyecto Dove de Autoestima.
Tampoco las campañas publicitarias están reflejando la realidad de las familias del país. Según un análisis del Pew Research Center, 17% de los recién casados en 2015 tenían parejas de diferente raza o etnicidad versus al 3% en 1967. Sin embargo, marcas como Tiffany tienen ahora campañas como: Will you? (¿Aceptas?) que muestran varias parejas interraciales y homosexuales proponiéndole matrimonio a sus parejas y mostrando que todos nos sentimos igual respecto al amor.
Para Eboli, el camino para que una marca se vuelva representativa e inclusiva es difícil, pero se pueden tomar algunos pasos para lograrlo: ser auténtico, reflejar a su consumidor, y asegurarse de que su equipo y agencia entiendan la diversidad de adentro hacia afuera.