Las personas famosas tienen algo especial: son conocidas, se habla de ellas en cualquier parte y quienes más los enjuician son precisamente quienes menos los conocen. Es el precio de la fama.La televisión es una creadora de famosos, donde no necesariamente se requiere talento para alcanzar la fama y donde el talento no garantiza convertirse en famoso.Salir por televisión, asomarse unos segundos a la pantalla, puede convertir a cualquier persona hasta ese instante anónima, en una persona famosa, si la situación en que ocurre así lo permite, pero esa podría ser una fama efímera, temporal.Los famosos profesionales de la televisión -actores, actrices, conductores, comentaristas y animadores- son personas con virtudes excepcionales, tengan o no el talento que la profesión exige. Tienen que convivir por meses -y hasta años- con personas de distintas clases sociales, entre técnicos y artistas, junto a su personaje y a los personajes de los demás.No es el trabajo de los famosos más sacrificado que otros. Tampoco menos. Cuando los famosos cometen el frecuente error de explicar en las entrevistas que han sido muchos meses de levantarse temprano para grabar y de terminar en la madrugada, aunque ofrecen una imagen superficial, no están mintiendo.Extensas jornadas de ensayos y grabaciones, agotadoras semanas de montaje y de interpretación de guiones ponen bajo estrés a los famosos. Hay otros trabajos mucho más sacrificados durante toda la vida laboral, con menos remuneración, pero sin el riesgo de que sean labores públicas.Los famosos pagan caros los errores y pueden llegar a convertirse en la burla pública. Un error puede ser suficiente para arrasar con años de experiencia y caer en el abismo del escrutinio popular.Ser famoso es un trabajo difícil. Ellos manejan muchas emociones junto a las emociones de los otros. Mientras un artista plástico y un músico pueden aislarse para crear, un artista de la televisión debe permanecer rodeado de personas para que su trabajo sea sólo una pequeña parte del resultado final, sin poder controlar los desaciertos de los demás.En los famosos he encontrado, como en cualquier actividad de la vida, mentiras, hipocresías, sinceridad, confesiones, amistad, enojos. Pero siempre insisto en que son personas con una sensibilidad especial.Las compañías productoras y los productores de televisión deben crear a los famosos no sólo las buenas condiciones laborales que suelen ofrecerles. Hay que escucharlos y comprenderlos, partiendo de que no son personajes comunes y que las incoherencia que a veces muestran significan evidencias del valor real que como artistas de televisión tienen.El trabajo de trabajar con famosos es interesante, pero requiere de una gran concentración. Lidiar con famosos es una aventura que inicia con la administración de egos, porque hay que decirles lo grandes que son y a la vez ayudarlos a ver imperfecciones de su trabajo fáciles de superar, pero difíciles de aceptar cuando la fama les cubre los ojos.El sonido de los aplausos prolongados en ocasiones no permite a los famosos escuchar las palabras críticas.Los productores a veces creemos más en ellos que ellos mismos, pero contamos con la desventaja de tener que estar haciendo correcciones al trabajo de los famosos para sacarles su mayor potencial creativo, mientras que en las calles el público suele rendirse a sus pies y les asegura que son seres perfectos con los que sueñan todos los días.Leer otros {Blogs del autor;http://www.produ.com/blog/index.html} – {http://portv.blogspot.com/} Por Alexis Núñez OlivaProductor ejecutivo de Televisión