(Ezequiel Iacobone, Buenos Aires). Mientras celebra el éxito de Patoruzito, último trabajo de Patagonik Film Group en asociación con Red Lojo y Telefé, que ya fue visto por 2 millones de argentinos, Pablo Bossi, director de la firma, habló con produ.com sobre la realidad del negocio cinematográfico en América Latina.Propiedad de Buena Vista International, Artear Argentina y Telefónica Media, los primeros pasos de Patagonik fueron en el mercado interno, aunque pronto se hizo evidente que la salida al mundo era vital para el futuro de la empresa. Después de la devaluación del peso, esta opción se volvió factible con el auge de los servicios de producción hacia el exterior y la venta de productos a España, América Latina, Europa del Este, Israel, Japón y Corea.Este ingreso en los mercados internacionales más el éxito de la versión cinematográfica de la historieta de Dante Quinterno y de películas como Nueve reinas, El hijo de la novia o Vivir intentando, dio sus frutos: Este año, la facturación de la empresa alcanzará los $20 millones (US$6,6 millones), mientras que 3,5 millones de espectadores verán películas producidas parcial o totalmente por la compañía.Teniendo en cuenta estos resultados cabe preguntarse si el mercado interno le hubiera alcanzado a Patagonik para mantener viable su operación o si la exportación fue más bien una cuestión de supervivencia que un deseo de conquista de nuevos horizontes.Bossi fue claro al respecto: “Con el mercado argentino definitivamente no alcanza. Hay que tener salida al exterior, sino es un negocio muy chico. Salvo por trabajos independientes y vocacionales, la producción industrial sin alguna inserción internacional es muy peligrosa”.Esta revalorización interna y reubicación internacional del cine remite inmediatamente a la época de oro de la filmografía argentina, un período que se extendió hasta mediados de los años ´50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión y el aislamiento del cine de autor, impusieron otras reglas de juego.El titular de Patagonik matiza la comparación afirmando que “la Argentina tenía un papel mucho más preponderante en esa época. El mercado latinoamericano le pertenecía y ahora está dividido. Además la producción estadounidense domina actualmente el 80% del mercado, con lo cual tenemos que competir con todas las cinematografías del mundo en el 20% restante”. “Estamos tratando retomar un camino similar al de la época de oro, pero falta mucho todavía”, reconoció. Sin embargo, hay una ventaja en este camino: el creciente interés latinoamericano por los contenidos en su idioma. En ese sentido, según Bossi, Patagonik seguirá apostando a las coproducciones y el intercambio de elencos con los países más importantes de la región.”Estamos por estrenar Peligrosa obsesión, producida junto a Ledafilms y Telefé. Es una película que nos demandó 2 semanas de filmación en Río de Janeiro con Mariano Martínez, Pablo Echarri y la actriz brasileña Carole Castro. En este tipo de cine de género vamos a comenzar a mezclar elencos y hacer producciones con España, Brasil, México y Colombia”, adelantó.Al referirse a esta película, Bossi reconoció que en las pantallas latinoamericanas la escasez de cine de género es notoria. “Esto ocurre porque se abandonó la producción industrial. Para el cineasta el género era un subproducto, pero estamos revirtiendo esa idea. Un director también puede ser grande filmando acción o terror”.Y teniendo en cuenta que Patagonik, también desarrolla cine de autor, ¿cuáles son las posibilidades en el exterior para este tipo de filmografía? Bossi cree que la mejor herramienta es aprovechar la visión positiva que se tiene del cine argentino. “Por ejemplo, México produce poco cine, así que el volumen de producción argentino, con 60 películas al año, es muy valorado. Claro que, a nivel artístico, funcionan sólo algunas, tal como ocurre con las cintas mexicanas en la Argentina, donde se les comenzó a prestar más atención luego de Amores perros, Y tu mamá también y El crimen del padre Amaro“.Han pasado 8 años desde que Bossi, ex representante en la Argentina de la Motion Pictures Asociation, fundó Patagonik, y el techo parece lejos todavía. ¿Hacía dónde avanza la productora? ¿Podrá acaso emular los logros de los famosos estudios Argentina Sono Film en los años ´40? Bossi tiene los pies en la tierra: “Sin falsa modestia, somos la productora más importante, pero el mercado es diferente al de aquellos años. La producción de cine está más democratizada: con una cámara de video se puede hacer una película y meter 10 millones de espectadores. Patagonik tiene alguna ventaja en términos de distribución y comunicación, pero no tenemos una posición dominante en la producción”.