La Comisión Europea dio un espaldarazo en los últimos días a las empresas y consumidores de televisión satelital directa al hogar (DTH) del Viejo Mundo al considerar atentatorios los obstáculos administrativos y técnicos que rigen para el uso de antenas parabólicas. Según esta comisión de contralor de la Unidad Europea (UE), con sede en Bruselas, esos condicionamientos violan la libre circulación de servicios y mercancías y limitan la libre expresión establecida por el Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos. Se estima que en los países de la alianza existen en la actualidad cerca de 30 millones de hogares que reciben servicios de televisión a través de antenas parabólicas.Las limitaciones a las que alude la Comisión Europea están referidas a las impuestas por las reglas de radiodifusión vigentes en algunos países de la UE, y las arquitectónicas y administrativas que prohíben o condicionan a empresas y particulares la instalación de antenas.