César Alierta
Cuando César Alierta asumió la jefatura de Telefónica, en reemplazo del revolucionario Juan Villalonga, se esperaba un huracán de cambios en la plana ejecutiva de la operadora basada en Madrid. El huracán sólo fue una tormenta fuerte que dejó fuera a algunos de los hombres más cercanos al anterior presidente. La esperada limpieza generalizada no fue tal porque Alierta se concentró en ajustar las operaciones heredadas y prefirió una transición moderada. Ahora nuevos vientos vuelven a aparecer. El primero en sufrirlos será Martín Velasco, íntimo amigo y asesor de absoluta confianza de Villalonga. Acusado de presunto delito en la operación en la que Terra se hizo del buscador Olé, e imputado de haberse quedado con una suma millonaria luego del traspaso, Velasco ha sido obligado por el juez actuante a vender sus acciones en la filial de Internet del grupo español. Por esta mácula, Alierta lo desplazará del consejo de administración.En la lista negra también figura Bert Roberts, presidente de la norteamericana MCIWorldCom y estrecho colaborador de Villalonga. Roberts ingresó al consejo luego de sellarse en 1998 el acuerdo de Telefónica y la empresa estadounidense, una alianza que no ha sido tal y que ha ocasionado más problemas que beneficios. Los otros dos hombres que completan la primera hoja de bajas son Alberto Cortina y José María Mas. Por haber sido investigado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores en la operación con opciones de acciones –en el mismo caso que involucró a Villalonga–, Cortina se deberá ir de Telefónica, pese al veredicto que lo dejó limpio de culpas. La decisión sobre Mas, actual secretario del consejo, tiene una única lectura: su cercanía al ex presidente.Las salidas, aseguran en España, no serán inmediatas; se esperan recién para comienzos del 2001.