Conmemorando su 55 aniversario, y tras haber enfrentado problemas en 1992 que eventualmente los llevarían a su desaparición, los Estudios Churubusco Azteca “se encuentran nuevamente bien de salud, en un punto de equilibrio entre la rentabilidad económica y el beneficio cultural”, comentó en conferencia de prensa efectuada en México, Alfredo Joskowickz, director general de esta empresa.Relató que a partir de 1994, se iniciaron los proyectos de modernización arquitectónica y reconversión tecnológica con el objeto de reposicionar a esta empresa para que volviera a servir de piedra angular a la industria cinematográfica nacional y también para que ofreciera servicios de calidad a los productores extranjeros que desarrollaran proyectos en el país azteca.Respecto a la reconversión tecnológica, apuntó, que se invirtió en el área de laboratorios de revelado cinematográfico (en la adquisición de lavadoras ultrasónicas, proyector de alta velocidad, cabezas impresoras y decodificadoras de sonido analógico y digital, telecine para transfer de negativos, entre otros) y sonido (adquiriendo, entre otras cosas, una sala THX, la primera en América Latina), así como en la aplicación de programas permanentes de control de calidad y capacitación de personal.Joskowickz comentó también que en 1999 su laboratorio procesó 5,269,000 metros de película y en el primer semestre del 2000 se habían procesado 2,643,000 metros. La sala THX, en el ´99 proporcionó 3,038 horas de servicio mientras que en el primer semestre de este año, ya ha proporcionado casi 2.000 horas. En lo que respecta a postproducción de sonido, de 1995 a la fecha, se han atendido 58 largometrajes tanto mexicanos como venezolanos, brasileños, argentinos y colombianos y los ingresos por venta de servicios, que en el 99 fueron de 30.4 millones de pesos (US$3.304.347), este primer semestre del año registran ya 18 millones de pesos mexicano (US$1.956.521) Los Estudios Churubusco fueron construidos por Productores Asociados Mexicanos, empresa en la que participaron inicialmente Harry Wright, presidente del Country Club, las compañías hollywoodenses RKO y Emilio Azcárraga Vidaurreta, comenzando su operación en 1945.